viernes, 15 de junio de 2007
CRISTALES QUE BRILLAN
Al caer la noche, inmersa en un oscuro silencio sólo roto por los débiles haces de luna que, más que caer, flotaban, tuve la gran iluminación. No fue un instante. Tampoco un proceso. Pero, al final de ese principio, lo supe. Lo vi claro, lo entendí y me reconocí en aquella sensación.
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